Familia

Cuando todo parece natural

Cuando todo parece natural

Nos encontramos en un escenario en que todos nos enfrentamos a tiempos de reflexión interna, y surgen inevitables comparaciones respecto de cómo nos ha tocado vivir el hoy versus cómo hemos vivido el ayer. Desde esta perspectiva, estamos viviendo un buen tiempo en el calendario emocional ya que nos encontramos en pleno desarrollo de la pandemia que nos ha sobrevenido.

El ser humano tiene la particularidad de poder adaptarse a los cambios, independientemente que para algunos de nosotros nos implique un mayor o menor nivel de dificultad conseguirlo. Pero frente a cambios tan fuertes e inesperados, necesitamos encontrar respuestas internas para poder dar significado a lo que estamos viviendo. Es un buen momento para detenernos a pensar en aquello que hasta ayer nos parecía tan natural que no lograba llamar nuestra atención.

Desde siempre, nuestro hábitat ha sido el entorno familiar. Esa mutualidad de afectos que nos contienen y que nos impulsan en las tareas diarias de la vida y que muchas veces la rutina de la vida va desdibujando de nuestra conciencia emocional. Un buen ejercicio es ocupar parte de nuestro tiempo en empeñar la voluntad para conocer aquellas facetas que no habíamos tenido tiempo de descubrir en nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros hijos y en todo aquel que de alguna forma ha invertido su voluntad en amarnos en diferentes etapas de la vida.

Cuando todo parece natural y se asume por derecho, nos sorprende esta crisis no normativa llamada pandemia y nos obliga a resituarnos y cambiar estructuras sociales, pero también nos puede ayudar a resignificar nuestras redes de amor que siempre han estado allí y que habíamos olvidado ver y valorar.